martes, 11 de diciembre de 2018

Mi nueva vida como mamá soltera

Mi nueva vida como mamá soltera
Este es uno de los poquísimos momentos en que Pancha duerme y yo no estoy destruida del todo (para los que no conocen mi historia, Pancha es mi hija de casi cinco meses). Decía que a mi cabeza y a mi cuerpo aún les queda algo de batería, así que puedo darme el lujo de escribir algo. Además, estoy con ánimo para escribir... todo esto es una muy rara coincidencia.

A veces se me da por leer mis “aventuras” de hace casi dos años, cuando recién me había mudado sola y quería vivir la vida loca. Me cuesta creer que esa haya sido yo. Tenía un deseo desenfrenado por experimentar cosas nuevas. Y claro, así me fue.

Hoy soy una persona completamente distinta. Supongo que cosas tales como haber sido víctima de secuestro, haber quedado embarazada sin proponérmelo y haber sobrevivido un intento de suicidio (todo eso en apenas una semana), te cambian un poco la perspectiva.

Antes era fotógrafa. También trabajé de modelo. Podría decirse que ejercí la prostitución (para probar, nomás, y para cumplir una fantasía) y hasta hice las veces de un ama sádica en un trío.

Hice cosas bastante locas. Y ahora soy mamá. Nada más que mamá. Antes me sentía linda. Me gustaba mostrarme y mirarme, y disfrutar de mi cuerpo. Me gustaba recibir elogios por mi belleza. Hoy me veo a mí misma y me parezco horrible. No tengo ningún deseo sexual en absoluto.

No soy feliz. O a veces sí, pero hay ocasiones en que quisiera dar a mi hija en adopción e intentar volver a tener una vida. Lo pienso en serio. Pero después pienso: ¿qué es tener una vida? ¿Antes la tenía y ahora no?

Hace poquito me convencieron de salir a la noche. Con un par de amigas y algún que otro amigo colgado de mis amigas. Fue un desastre.

Desde el primer minuto quería llamar a mi vieja para preguntar por Pancha. Y mis amigas me quitaban el celular. O lo intentaban, hasta que les respondí con furia y me dejaron en paz.

Mamá con bebé en brazosUno de estos colgados se quería hacer el lindo conmigo de una forma muy patética. Me preguntaba cosas de cómo era ser mamá, como si realmente le interesara. Un pendejo, tenía como mínimo cinco años menos que yo. Encima yo me sentía horrible, la ropa me quedaba mal, la música no me gustaba… al final les dije chau a todos sin dar un beso a nadie, me tomé un Uber y me fui a casa. No eran ni las tres de la mañana. Pancha dormía como marmota. La desperté y le di la teta, llorando como una estúpida.

Y así es mi vida ahora. Sin proyectos. Sin casa propia. Sin trabajo. Sólo la tengo a Pancha. Y a mis viejos, claro, que a duras penas me bancan como inquilina.

Se me acabó el recreo. Pancha acaba de despertarse. Quizás si en algún momento vuelven a alinearse los planetas como estaban hace un par de minutos, pueda escribir alguna cosa más. Pero por ahora, tengo que ir a cumplir con mis deberes de mamá.



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