sábado, 16 de diciembre de 2017

¿En qué siglo estamos?

No puedo creer que mis viejos me hayan tendido una trampa. O que hayan estado de acuerdo con lo que hicieron mi tía y su marido: me trajeron a su hijo para presentármelo. En serio, ¿en qué siglo estamos? Pensé que eso de querer arreglar matrimonios ya no se hacía más.

Resulta que mis tíos vinieron a cenar, por que hacía mucho que no nos visitaban, además querían saludarme, felicitarme por el embarazo, qué se yo, todo lindo. Pero se cayeron con este tipo de cuarentayalgo, recién divorciado, hijo del novio de mi tía, que se la pasó hablando de lo bien que le va en sus negocios. Aparte para cenar acomodaron los lugares en la mesa como para que este hombre se sentara al lado mío. Parecía una película cómica. Voy a tener que hablar seriamente con mis viejos para ver si ellos fueron cómplices o tuvieron algo que ver con esto.

Y les voy a aclarar que no necesito un marido y que mi hijo o hija no va a necesitar un padre. Yo voy a ser su madre y su padre. Sé que ningún posible padre va a estar a la altura de mis expectativas. Quizás cuando ya no sea bebé, y la figura paterna empiece a ser más importante en su psicología, tal vez ahí sí acepte integrar a un hombre en mi familia (qué raro suena... "mi familia"). Pero al principio al menos, prefiero hacerlo sola; a lo sumo aceptaré ayuda de mis viejos... siempre y cuando estén de acuerdo en no buscarme pareja.

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